plano general, blanco y negro. grupo de gente haciendo fotos, en actitud burlona, a una estatua viviente en la calle.
Éxtasis social. plano general, blanco y negro. grupo de gente haciendo fotos, en actitud burlona, a una estatua viviente en la calle.
(c) Alois Glogar

Que levante la mano el que no se ha dejado llevar alguna vez por la corriente artística, o estética, imperante en ese momento… Si alguien no ha levantado la mano ya sabemos que es un mentiroso. ¿Quién no ha dicho maravillas de un libro que le ha aburrido hasta el sueño? ¿O ha hecho publicidad gratis de una película de la que no entendió ni el título? ¿O ha compartido y alabado fotos, pésimas, pero que están en la corriente de moda o su autor tiene una atención particular por los medios especializados y los que no lo son?

Pues esto, que no es nuevo, desgraciadamente lleva sucediendo desde que la creación artística existe, es algo que mata el arte. Es el “éxtasis social”. Algo a lo que la gente sin criterio se suma para no quedarse descolgados socialmente. Y todos, en algún momento de nuestra vida lo hemos hecho, no nos hagamos los ”estupendos”ahora.

Porque ¿cómo negarse a reconocer la agotadora “belleza” de los desaturados “apastelados” que llena, y rellena, Instagram? ¿O las “intensas” naturalezas muertas urbanas con muebles de los 70?… Que, además, son tan “monos”… Y ¿qué me decís de esas (y esos) modelos lánguidas/os que parecen sacados de la despensa de emergencia de un vampiro?… ¿De verdad no os emocionan?… A lo mejor preferís la nueva raza mutante de tatuados masivos… No hay un porque en la tinta de sus cuerpos. Pero, ¿qué más da? Los fotógrafos hacen cola para fotografiarlos/as. Y ¿qué decir de esas imágenes cortadas o descontextualizadas que denuncian esto o aquello? Eso sí, previa explicación del autor/a o el comisario/a de turno para que los legos podamos acceder a la complejidad del mensaje inherente a la fotografía… O, sencillamente, no nos demos cuenta de que no hay mensaje y, si me apuras, no hay fotografía.

Casi nadie se atreve a ir contra estas, y otras, modas huecas. Porque hacerlo significa, sencillamente, cerrarse puertas. Como “espectador/consumidor” quedas fuera de las corrientes mayoritarias que haya en ese momento. No eres alguien interesante con quien hablar de fotografía. Porque no eres capaz de entender la “modernidad” de estas “propuestas”.

Y si eres fotógrafo no te van a publicar en ninguna revista. Da igual que hablemos de papel u online. Estás fuera del “circuito”. Te has quedado antiguo y estás en contra del progreso artístico… Para ellos eres un “ignorante”: alguien que no es capaz de apreciar cosas como las dichas en el párrafo anterior (y algunas más) no puede ser, de ninguna manera, un fotógrafo de calidad. Además, también serás un paria social en el que se supone debería ser tu entorno natural.

Es la manera en la que funciona el mundo de la fotografía actualmente (y me atrevería a decir que desde siempre): alguien con mucho poder de difusión (y poco o ningún criterio), generalmente un jefe/a de sección aupado a su sillón por habilidades que raramente tienen que ver con su trabajo, “descubre” alguna cosa que le ha parecido extremadamente original y quiere “golpear primero” con el próximo “must”…

Pero, en consecuencia a lo anterior, esta supuesta originalidad se basa en la ignorancia del “descubridor”. Es decir, lo que a esta persona le parece novedoso es algo que ya se ha hecho y superado mucho tiempo antes. Pero el desconocimiento de la historia de lo que está tratando (la fotografía, en este caso) le impide darse cuenta de ello. Y, por supuesto, el alto concepto que suelen tener de si mismos tampoco les permite echar un ojo a Google para hacer eso que algunos se empeñan en decir que es necesario: contrastar una información antes de hacerla pública. Hay gente así de rara… Ya ves.

Estos artistas “al borde del descubrimiento” son gente atrapada en la carrera por conseguir una portada en algún suplemento cultural (y en según qué revista generalista). Alejados del creador que quiere cimentar cada paso de manera sólida. Su pretensión, por contra, es que cada paso suponga un salto, cada vez mayor, hacia adelante. No en conocimiento, no en precisión estilística, no en capacidad de transmisión de conceptos e ideas a través de sus fotografías… No. Su salto está dirigido hacia el reconocimiento de los demás, hacia el impacto en redes sociales, hacia la mención en blogs especializados, hacia el titular en tinta y papel y, finalmente hacia la aparición en una pantalla de televisión. Hay artistas que solo crecen hacia afuera cuando están llenos por dentro y artistas que solo crecen hacia afuera… Y nada más.

Artistas sin formación, ni intención de tenerla. Y esa falta de formación (ignorancia) es lo que les permite asegurar (con una intolerable carga de arrogancia) que lo que hacen es nuevo, que son unos “avant garde” fotográficos. Su evolución sigue los pasos que el conocimiento por capas genera siempre en cualquier persona (excepto si estamos hablando de un genio de verdad) y llega al punto al que han llegado otros mucho antes. Pero con la diferencia de la humildad y la formación.

Estos “artistas” se autocitan y se refieren a ellos mismos como creadores influyentes. Pero su trabajo es hueco, no soporta un análisis más allá sus propias explicaciones… Y una foto demasiado explicada (en general, simplemente explicada) es como un chiste. Si lo tienes que explicar es malo. Quién llegó antes sabía que caminaba en paralelo a lo ya hecho y se esforzaba por torcer el camino hasta que esa ruta fuera suya y solo suya. Y quien llega sin saber, cree que, desde el inicio, nada de lo que ha hecho lo ha hecho nadie antes… Solo con un planteamiento así ya te desmereces como creador.

Y, también, hay que diferenciar entre la nostalgia que algunos utilizan para hacer pasar por caja a todos los que añoran un estilo o la incorporación de elementos ya conocidos para la revisión y avance de un camino que, en realidad, es una bifurcación del original (con mayor o menor fortuna), y el “atrevimiento ignorante” de proponer como nuevo algo que hace años que dejó de serlo.

Pero volvamos a lo que esta persona con capacidad y poder de difusión iba a hacer. Una vez ha decidido que tiene algo “original” lo empieza a colocar en los medios en los que se apoya este poder y si cuaja, que la reiteración suele tener ese efecto en los que no tienen criterio, ya ha iniciado el camino para ser tendencia. En breve será moda y en un poco más de tiempo corriente. Y en ese recorrido se ha generado un “hype” que te obliga a someterte y hacer bien visible tu adscripción al éxtasis social que las manifestaciones de esta “novedosa” corriente genere… A menos que no te importe convertirte en un eremita social, quedarte absolutamente solo y reducir a la mínima expresión la repercusión de tu trabajo creativo.

Y a partir de ahí, del establecimiento de esa nueva “corriente”, empezarán a nacer los movimientos “artísticos” adyacentes con sus correspondientes “creadores”. Los que conseguirán titulares con expresiones del tipo: “Artistas talycual desafían la tradición con…”, “La nueva fotografía noseque acaba con …”, “La estética del futuro definida por…”… Seguro que os suenan este tipo de titulares. Hermanos de los que afirman que “no creerás lo que sucedió después”… Es decir: titulares y corrientes artísticas para gente sin criterio, conocimiento de la historia del arte, curiosidad, sentido común y, sobre todo, sin inteligencia.

Gente que se va a convertir en los “apóstoles” de esta “corriente artística”. Defensores y seguidores a ultranza de una manera de concretar una imagen fotográfica que, si una cosa significa, es un frenazo en la evolución de la capacidad narrativa y artística. Masa crítica que soporta y realimenta los egos de quien no quiere oír más que halagos y no quiere sufrir la angustia del camino incierto de la investigación de los límites de su propia obra. Prefiere abrir Instagram o Pinterest y apuntarse a los colores que predominen en la sección de búsqueda… Como suele decirse: “estar cerca de las águilas no te da alas”… Afirmación más que cierta.

Y, en este caso, encima, con un error de partida. Porque estos seguidores no se están acercando a nadie con alas… No solo no les van a salir, es que nunca van a ver volar a su “motivo de inspiración”. El supuesto vuelo es artificial, sostenido por alguien a quien le hace gracia… Pero como todo lo que se basa en la ignorancia y en el desconocimiento, el apoyo y el interés en el sostenimiento solo dura hasta que aparece una “nueva novedad”… Y el círculo de la ignorancia y el “éxtasis social” inicia un nuevo giro.

Pero, a pesar de la recurrencia del fenómeno, nadie reparará en la infinita repetición de paletas de color, composiciones, temas, ángulos de tiro… Nadie parecerá darse cuenta de que todo el mundo copia las copias de las imitaciones del original… Un original que ya adolecía de muchas cosas… Pero nadie querrá quedarse fuera del torrente de “likes”, de las inclusiones en las exposiciones de “igers”, de publicar en revistas “modernas”, de ser incluido en los “nosecuantos” nuevos fotógrafos que hay que seguir en Instagram… Y, ya que estamos allí, en romper la barrera de los 1.000 seguidores más…

¿Quién querría renunciar a eso? ¿Para qué calentarse la cabeza investigando caminos narrativos en la fotografía? ¿Quien quiere perder el tiempo convenciendo a modelos para que se arriesguen en propuestas tan raras que hay que leerlas dos veces?… Habiendo un camino marcado, que sólo hay que seguir al pie de la letra… Y si eres fiel y aplicado no es descabellado pensar que puedes acabar haciéndote un hueco en el Olimpo de las fotocopias.

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8 años

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antonio mc
8 años

Tristemente, lo has bordado. A veces intento buscar coartadas pseudo-intelectuales para tragarme alguna obra que no me gusta por no ir contracorriente, o caigo en eso que, tan acertadamente, denuncias. Hay que tener mucha personalidad, estar muy seguro de uno mismo, para escapar de las garras de la modas y tendencias.

Ricardo Espiau
7 años

Parece que estás metido en mi cabeza… XDD pero con una forma de expresarte muchísimo más elaborada e ilustrada.

Me están encantando tus artículos.

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