2020: fotografía, amigos y maestros. Imagen en blanco y negro. Mujer sentada en la esquina de una mesa en actitud pensativa. Con los pies descalzos.
©Alois Glogar

«2020: fotografía, amigos y maestros» es el último post de este año. Y como cada diciembre intento cerrar el año con un post diferente. He hecho resúmenes de como ha ido el crecimiento de la página, listados de recomendaciones en dos ocasiones… Y este año en el que, obligados por las circunstancias, todos hemos estado manteniendo contactos virtuales en vez de personales, llevaba tiempo dándole vueltas a no ser yo el que diera el cierre. Ofrecerles el último post a los amigos, maestros e influencias que he tenido.

Con el paso de las semanas me fue pareciendo una idea tan arriesgada como atractiva. Así que acabé haciendo una lista, breve porque, al final, aunque miras y admiras a mucha gente, no tanta deja huella real en lo que haces, y me puse a averiguar los mails de los que no conocía.

Y, en cuanto estuvo completa, me puse a redactar los mails. A todos les planteé la misma cuestión. Si creían que había algo siempre presente en su fotografía. Una especie de “marca de agua” creativa que atravesara su obra a lo largo del tiempo y los temas.

Un matiz, antes de continuar: en la lista solo hay una mujer, lo se. No hace falta que nadie me escriba un mail acalorado con este detalle. No es ni un olvido, ni un desprecio, ni machismo, ni nada parecido. En la lista, que mencionaba antes, había muchas más. De hecho en un número parejo a los hombres. Pero, por diferentes motivos, ninguno mío, no fue posible. 

Por supuesto no voy a decir los porqués ni los cómos… Eso queda para los que estamos implicados en cada caso. Quizás el año que viene, si seguimos aquí, las cosas sean diferentes.

Debo decir, para cerrar este tema, que la mujer que está, Charo Guijarro, ha sido, para mi, este año, clave. Importantísima. Fundamental para darle una sacudida a una mirada, la mía, en la que empezaba a haber alguna telaraña. Lo bueno que esté por venir de mi cámara tendrá mucho que ver con el cruce de nuestros caminos. 

Volviendo a cómo se gestó este post. Para mi sorpresa, no se demoraron demasiado las primeras respuestas. Hubo de todo. Silencios que ignoro si fueron porque mis mail se mandaron a una dirección equivocada o porque a quien lo recibió no le pareció una buena idea aceptar la invitación. También declinaciones educadas. Algunas tan argumentadas y explicadas que me sentía tentado de incluirlas para dejar clara la amabilidad y accesibilidad de algunos fotógrafos/as que están, en cualquier sentido, infinitamente por encima de mi, y, sin embargo, se habían tomado la molestia de disculparse por no poder aceptar la invitación explicando los porqués. Por supuesto, sin tener ninguna obligación de hacerlo.

Hubo una única negativa desagradable, las cosas como son. Pero ahí queda. Todo es conocimiento.  

Lo mejor, por supuesto, fueron las respuestas afirmativas. ¿Qué demuestra esto? Que los grandes fotógrafos, los de verdad, no las figuras de catálogos «modernos», además de sabiduría atesoran generosidad. 

He hecho dos grupos. Primero las referencias que me han ayudado, aunque sea en pequeños detalles, y desde puntos muy alejados unos de otros, a darle forma a como veo la fotografía de desnudo. Y segundo los que considero amigos y maestros y me han ayudado a saber lo que es la FOTOGRAFÍA, en mayúsculas. Algunos los conozco en persona y hemos tenido, afortunadamente para mi, una relación lo suficientemente larga como atreverme a llamarles amigos. Con otros solo tengo relaciones virtuales. Pero eso no es óbice para no sentirme en deuda con ellos y con los conocimientos que comparten. Con algunos comparto mirada, con otros no. Pero con todos coincido en que la fotografía no es solo hacer clic.

No alargaré más esta introducción. Aquí los tenéis. Cada uno respondió a su manera, algunos se centraron y otros se desviaron. Pero todas las respuestas, en mi opinión, son valiosas. En muchos casos una clase maestra regalada. Espero que disfrutéis de la lectura de sus textos tanto como lo hice yo. 

Los amigos y maestros son Richard Avery, Ken Lichtenwalter, Peter Coulson, Jota Barros, Charo Guijarro, Luis Gaspar, Rafa Badia, Jose Manuel Navia y Eduardo Momeñe.

Si queréis ir a alguno primero no tenéis más que hacer clic en su nombre.

Richard Avery

Imagen en blanco y negro. Mujer rubia vestida solo con chaqueta de pieles y tanga. Con las manos metidas dentro del tanga y mirada provocativa al espectador.
©Richard Avery

¡GUAUU! Eso es mucho en lo que pensar. Muy interesante. ¡Amo tu trabajo!

Mi principal pensamiento es: no tomarme demasiado en serio a mi mismo. Ni a mi “arte” ni a mi trabajo. Me gusta trabajar con modelos, las drogas y divertirme. De hecho solo hago fotos para divertirme. Si no encuentro un trabajo divertido no lo hago. Empecé hace 20 años. Y entonces ya buscaba solo poder hacer cosas que me resultaran divertidas. Y así ha sido hasta hoy. 

No creo que la fotografía actualmente sea arte. Se ha convertido en contenido, como lo es todo hoy. Vivimos en un mundo en el que, poco a poco, todo se ha transformado en contenido. Triste pero cierto. Por supuesto que sigue habiendo fotógrafos y fotografía de la “vieja escuela”. Y ese pequeño grupo sigue haciendo arte. ¡Excelente! Pero, en general, el resto, la mayoría, solo es contenido.

Paradójicamente la fotografía es más grande que nunca. ¡Cada día se toman más fotos!… Todo el mundo se llama a sí mismo fotógrafo y, la verdad, es que cualquier puede hacer una foto en cualquier momento. Y todos los días alguien cumple 18 años y quiere posar, desnuda/o o no, y otra persona cumple la misma edad y quiere fotografiar a las primeras. 

Paradójicamente la fotografía es más grande que nunca. ¡Cada día se toman más fotos!… Todo el mundo se llama a sí mismo fotógrafo y, la verdad, es que cualquier puede hacer una foto en cualquier momento. Y todos los días alguien cumple 18 años y quiere posar, desnuda/o o no, y otra persona cumple la misma edad y quiere fotografiar a las primeras. 

Me encanta fotografiar modelos y lo haría todo el tiempo. Me divierte ayudarles a crear contenido para sus cuentas de Onlyfans. He acabado cerrando mi sitio de pago: Juliland.com y reabriéndolo en abierto. Solo diversión, eso es todo lo que quiero ahora mismo.  

Cuando comencé con Juliland.com, hace 15 años, mi idea era sencilla: si las revistas Vogue, Harper’s Bazaar, W, Esquire y Elle hicieran pornografía. ¿Cómo sería?

Mi estilo es sencillo, pero cuando comencé nadie hacía algo parecido a mis fotografías. Aún hoy creo que si miras más de cien mil fotos nadie se acerca a lo que yo hago y como lo hago. No lo han hecho y no creo que lo hagan. 

La mayoría de las modelos con las que trabajo son amigas. He estado rodeado de estrellas del porno, modelos fetichistas y trabajadoras sexuales durante más de 30 años. Al final haces una agenda de gente que conoce a gente y dejas de buscar modelos. Son ellas las que acuden a ti porque quieren tener fotos como las que han visto en mi web. De todos modos si veo, en Instagram, o donde sea, una chica especial vuelvo a ser yo el que la contacta con ella y el que le pide hacer fotos con ella. De todos modos, insisto, nunca me he tomado la fotografía demasiado en serio. Quizás por ello he acabado consiguiendo vivir de esto: porque soy la persona que conozco que más se divierte haciendo fotos.

Por eso cerré juliland.com de pago. Me sentí mucho mejor después de eso. El lado comercial de la diversión había dejado de serlo. Hay demasiadas modelos y demasiados fotógrafos. Y todos, y todas, creen que son estrellas y pueden convertirse en referentes. Un ambiente ciertamente irrespirable. Además el dinero ya no está en las webs. Onlyfans y los teléfonos móviles lo han cambiado todo.

Pero este es el mundo en el que vivimos… ¡Y hay que divertirse en él!

Ken Lichtenwalter

Imagen en blanco y negro. Contrapicado entre las piernas de una mujer desnuda. Se tapa la vagina con un gesto de la mano. Los edificios que la rodean forma líneas de fuga.
©Ken Lichtenwalter

Gracias por pensar en mi para tu blog. Me gusta tu trabajo y la repercusión que tiene es bien merecida.

En cuanto a mi fotografía. Creo que he incorporado a ella rasgos de mi personalidad, deseos y cosas en las que creo. Siempre he disparado solo para mi: los que me gusta y lo que quiero fotografiar. Y esto, creo, es lo que me ha permitido incorporar lo que soy y en lo que creo en el resultado final.

Desde que empezó mi interés por la fotografía lo que más me atrajo de ella fue la composición, el uso de la perspectiva, la utilización de la luz como transmisora de estados de ánimo y especialmente el diseño y los patrones gráficos. Pronto descubrí que, sin ninguna formación, tenía facilidad para construir composiciones armoniosas. Con lo que siempre dudé si mi atracción por la composición fue por mi tendencia natural o mi atracción me “entrenó” y “facilitó” mi facilidad para componer armónicamente los elementos dentro de una fotografía.

Al principio recibí formación en una escuela. Aprendí los aspectos técnicos de la fotografía, basados en la película analógica y el revelado químico. Ahora, por supuesto, solo tomo fotografías digitales pero siento que esa capacitación me preparó para conseguir las imágenes que busco.

Con respecto a mi mismo: siempre estoy en una búsqueda constante de nuevos conocimientos. Sigo desafiandome a mi mismo para mirar mi entorno inmediato de manera diferente, cada vez que salgo a la calle, y encontrar una perspectiva alternativa a la convencional. El hecho de vivir en Nueva York me ha brindado una gran cantidad de oportunidades para encontrar espacios y ubicaciones en las que trabajar de manera creativa. Además: constantemente hay afluencia de “traveller models”, con un increíble talento, con las que puedo trabajar. Creo que estos dos puntos me han permitido mantener mi mirada fresca y en evolución permanente.

Técnicamente soy muy minimalista. Mantengo un enfoque de trabajo muy simple: disparo con solo una cámara, un objetivo, usando la luz disponible y trabajando solo con la modelo. Sin rodearme de un equipo para las sesiones fotográficas. Dedico mucho tiempo a buscar espacios y estudiar la luz de la que dispone el mismo. Tanto la “cantidad” como la “calidad” de esa luz. Y luego creo un plan de trabajo, que habitualmente incluye la red de transporte público neoyorkino, con el que la modelo y yo desarrollamos la sesión.

Espero haber podido contribuir a aportar un buen contenido a tu post.

Peter Coulson

Imagen en blanco y negro. Mujer desnuda, sentada y emergiendo de un fondo totalmente negro. Lleva zapatos de tacón y bragas a la altura de los tobillos.
©Peter Coulson

Por lo general intento crear una de estas tres cosas cuando fotografío. Si son encargos utilizo lo que yo llamo “espejos”. Lo que me permite saber algo sobre la persona que ve mis imágenes. Si lo que fotografío es danza o moda solo busco formas. Y si lo que voy a hacer es un retrato intento capturar su alma centrándome en los ojos o, al menos, conseguir un aspecto de esa persona que no se haya visto antes. 

Gracias por haberme tenido en cuenta para tu post de cierre de año. Espero haber sido de ayuda.

Jota Barros

2020: fotografía, amigos y maestros. Imagen en color. Hombre junto a una columna en la que se ve la sombra de un ala.
©Jota Barros

Los temas que siempre están en mi fotografía y los porqués. Nada menos. Una vez más, y como siempre, Alois haciéndome pensar y consiguiendo que me replantee lo que pienso de la fotografía y de paso mi relación con ella. 

No estoy seguro de haber identificado los temas que tratan mis imágenes pero sí he reflexionado bastante sobre por qué hago fotos y si estas hablan de mí, así que voy a abusar de la petición de un amigo para vomitarlo todo aquí, y perdón por la expresión pero es adecuada; si algo sé es que todavía tengo mucho que asimilar e incorporar a mi organismo de fotógrafo.

Desconozco de qué hablan mis fotos pero sé que guardan una distancia con los demás, con el otro y con el espacio que ocupa. A menudo (me) digo que el respeto es el motivo pero cada vez veo más claro que hay algo más; podría ser algún miedo que aún no he identificado (aunque tengo una lista de sospechosos habituales que no he mirado lo suficientemente cerca, quizás para no verme cara a cara con el culpable). Si bien he aprendido a manejarme en situaciones que hace solo cinco años me hubiesen parecido ciencia ficción sigo siendo un introvertido de tomo y lomo. Eso está ahí, en ellas, sin lugar a la duda.

He aprendido a abrirme a los que me quieren – a unos cuantos – pero siempre guardo al menos parte de la ropa y tengo la sensación que cuando se trata de fotografiar es el armario completo. Esa distancia y esa introversión pueden explicar también mi inclinación a fotografiar gente sola y sumida en sus pensamientos, que actúan como auténticos imanes para mi atención. A la vez, en una contradicción que no me sorprende en absoluto, mis fotografías bien podrían buscar una conexión con los demás, no con quienes aparecen en ellas sino con quienes las ven. Como una especie de grito sordo que ni yo puedo oír y que quizás busca aprobación, demostrarme que en el fondo quiero y puedo conectar con los demás, o ambas cosas.

También sé que no busco la fotografía como medicina cuando tengo un día oscuro. Sucede más bien al revés y siento la necesidad de fotografiar si y solo si me siento bien, en calma, y no siempre. No descarto que se deba a que conozco su capacidad para disipar las sombras, para hacerme vivir el momento presente y disfrutarlo al máximo.

Charo Guijarro

2020: fotografía, amigos y maestros. Imagen en blanco y negro. Mujer con el pecho descubierto. No se le ve la cara. La mano con un gesto tapa el pecho.
©Charo Guijarro

Hasta hace muy poco tiempo, he estado convencida de que era yo quien buscaba respuestas con la fotografía, pero he entendido, que no soy yo quien busca en la fotografía, sino que es ella quien me busca a mí.  

He viajado  poco, a mi pesar,  por la geografía terrestre pero mucho por la otra geografía, la de la piel, que no sé muy bien por qué me fascina tanto, o en realidad sí lo sé pero hay detalles que viven mejor dentro que fuera de una misma. 

No sé que tiene, tampoco sé cómo lo hago, cuando los demás preguntan sobre mi método, yo siempre me pregunto, ¿qué método? Si yo solo pienso en respirar, en mirar el espectáculo que me parece fotografiar a alguien … ¿de verdad existe un método?, entonces no es mi idioma, ni mi fotografía, ni soy yo…  

No tengo un plan establecido cuando me enfrento a una sesión de fotos, y de ahí supongo que nace mi estado de nervios, siempre previo a los primeros disparos, casi angustioso, aunque normalmente todo confluye y fluye, se convierte en un estado catártico, en el que mi corazón a veces bombea tan fuerte que lo escucho dentro de mi cabeza. No es algo agradable, es una droga, así de claro, que me deja exhausta a veces, pero cuando esto ocurre, sé que ha merecido la pena, que he conseguido una sola fotografía y por ese momento merece la pena toda mi vida.   

En un primer vistazo lo que hay  en mis fotografías es piel, es luz y son desnudos, con o sin ropa, pero si tienes paciencia y te detienes a mirar te muestro imágenes que pelean por ser libres, imágenes de mujeres, de hombres, de personas que ansían libertad, que no se juzgan y que huyen de un estereotipo.  

En mis fotografías hay muchas mujeres y hombres y no hay ninguna en concreto, son partes comunes de todos nosotros, con las que pretendo demostrar que debajo de toda esa apariencia, somos más iguales de lo que nos empeñamos en demostrar que no es así.  ​

Mis fotografías son imágenes cargadas de intenciones, y siento tanto cuando no son entendidas así que insisto una y otra vez en volver al mismo lugar con diferentes personas para volver a escribir, con luz, pero escribir tantas historias como pieles he fotografiado.   

Como todos, he cambiado y evolucionado a lo largo de mis años haciendo fotografía, y cada vez me encuentro más cómoda con mi manera de desnudarme, porque al final, es lo que hago con cada trabajo, lo parezca o no, me desnudo para estar en igualdad de condiciones con la persona que me abre su vida, justo al otro lado de la cámara, busco reconocerme en cualquier gesto, mueca, o …que se yo, de esa persona. En ese momento he llegado a creer que esa persona que coloca delante, escucha lo que sin palabras quiero decirle: vamos, mírame, dime quién eres y qué hay de mí en ti.  

Y a veces, sencillamente, ocurre.  

Gracias Alois, por obligarme a pararme y a seguir preguntándome por qué, cómo y para qué.

Luis Gaspar

2020: fotografía, amigos y maestros. Imagen en color. Mujer en terraza de edificio. Se apoya con los brazos, hacia atrás, en la barandilla de cemento de la terraza.
©Luis Gaspar

En el retrato vemos la aparición de lo universal en lo particular. Entendiendo el retrato como un ámbito del arte. Pero no todos los retratos pretenden lo artístico o, aunque lo pretendan, lo son. El documento de la representación de la persona ya sea en un dibujo, cuadro o fotografía es eso mismo: un documento. 

Y aunque muchos documentos se hagan pasar por objetos artísticos en función del contexto siguen siendo meros documentos. Me gustaría hacer un aparte sobre el contexto: El contexto no lo es todo. Desconfiemos de lo que precisa un contexto para ser entendido y apreciado. El efecto marco es un efecto, un truco. El contexto es para los párvulos o los posmodernos y es difícil distinguirlos. 

Pues bien, intento no perder el hilo. En el retrato se puede ver tanto al retratado como al retratador. De hecho se ve más al autor que al modelo de la representación. Al ver a Carlos IV de la mano de Velázquez nos hacemos una idea de como es el monarca pero, sobre todo, de cómo es Velázquez. Pero que veamos al autor más que al retratado no quiere decir que el arte tenga que ver con la expresión de las emociones y sentimientos del artista. 

El arte como expresión personal se comienza a establecer en el Romanticismo a través de Goya y Beethoven y es un asunto que merece más espacio y tiempo. Pues bien, el autor se expresa, es inevitable del mismo modo que es imposible no ser más que contemporáneo e incluso, perdónese la expresión, coetáneo.  Pero la expresión no es más que una parte anecdótica de lo artístico  y como el metalenguaje, el guiño y la ocurrencia son como las moscas en la vaca, una coincidencia sin trascendencia. 

Expresarse está tan bien como desahogarse. Toda expresión es un desahogo ligero. El conjurar la angustia es cómo lanzar ayes cuando te golpeas el pie desnudo con la pata de una silla con las luces apagadas. Es necesario pero no trascendente. Tal vez ese dolor pueda ser el comienzo de una acción trascendente. Pero comúnmente no es más que un acto reflejo que se agota en sí mismo. 

Las emociones nos preocupan, nos empujan y nos condicionan y en el arte, como en la vida, las cosas importantes no deben hacerse con cuidado.

Rafa Badia

Imagen en color. Dos personas en  un bar, a contraluz, contra el cristal de la ventana que da a la calle y en el que se ven cosas escritas.
©Rafa Badia

Hola Alois, gracias por interesarte por mi opinión al respecto. 

En mi caso creo que el sentimiento que subyace a la gran mayoría de mis fotografías es la soledad de las personas en la gran ciudad. Casi todas las personas que incluyo en mis fotos callejeras son figuras aisladas en un espacio urbano, generalmente ensimismadas. Cuando estas aparecen en pareja, no parece que haya una gran comunicación entre ellas. Los grupos de personas de mis fotos son muy escasos y, casi siempre, se trata de desconocidos reunidos circunstancialmente. No es extraño pues que mi segundo fotolibro se titule » Barcelona blues», que más que tristeza, para mí rezuma melancolía.

La soledad en la gran ciudad (en mi caso la capital catalana) es un tema recurrente, por no decir un tópico desde inicios del S.XX. En mi caso creo que subyace una experiencia  de pubertad: en septiembre de 1976 mi familia se trasladó a Madrid, cuando yo tenía 12 años. El primer invierno (frío y muy complicado, en plena Transición) no tenía amigos, por lo que los fines de semana me dedicaba a deambular a solas por la capital, utilizando el metro para ir descubriendo un mundo desconocido en el cual yo me sentía muy vulnerable. En la primavera siguiente comencé a tomar fotos en mis salidas callejeras con una vieja Vöigtlander de fuelle que pedí a mi padre. Creo que fue una buena manera para empezar a gestionar mis sentimientos.

José Manuel Navia

Imagen en color. Parada de autobús en una carretera desértica.
©José Manuel Navia

Fue el inglés Fox Talbot el que fijó las primeras leyes de nuestro lenguaje al inventar el sistema negativo-positivo y así traer al mundo la fotografía como un medio de reproducción que permitía hacer ilimitadas copias de un negativo original, mal que les pese a muchos artistas, curadores y otros individuos de su especie, que se empeñan en hacer obras únicas o limitadas de lo que por definición son gozosas copias al alcance de los más y no de los menos. Otra historia habría sido si se hubiesen impuesto aquellos bellos, azogados e irreproducibles daguerrotipos franceses. […]

Pero Fox Talbot, este Gutenberg de la imagen, vino a hacer fácilmente reproducibles, es decir, asequibles y cercanas, las imágenes fotográficas del mundo, que es tanto como decir las de nosotros mismos (y así dio pie un siglo después, sin poderlo imaginar, a algunos de los ensayos más jugosos de Walter Benjamin). Y Talbot, que además de padre de la técnica fue un magnífico fotógrafo, ¿qué es lo primero que pensó en hacer con esas imágenes? Pues ¡libros!, como no podía ser de otro modo. Y entre ellos uno, el primero, llamado The Pencil of Nature. Así nacía la fotografía: en forma de libro… ¿podríamos decir: para ser leída?

Eduardo Momeñe

Imagen en color. Mujer con gorro de piel hace una foto, con una mini cámara, al mar.
«El placer de fotografiar» ©Eduardo Momeñe

Siempre reivindico  la figura del fotógrafo y de la lengua fotográfica, tan diferente de la lengua pictórica, me gusta que se llame «fotografías» a lo que son fotografías. 

Me cuesta mucho hacer fotografías, intento que queden  correctas. Sin duda me gusta fotografiar pero lo que realmente me gusta es comprobar si la imagen que tanto esfuerzo me ha llevado resolver, me satisface, esa es mi motivación. Hice un libro que se titula «El Placer de Fotografiar», en mi caso quizás sea tan solo «El Placer de la Fotografía :)

Pienso que toda la fotografía es documental, se enfrenta y negocia con lo real. El término «fotografía documental» me parece que lleva en sí una reiteración. En todo caso habría que ponerse de acuerdo con el significado de «documental».

Para hacer fotografías me es necesario contar con ciertas palabras previas -la necesidad de al menos un pequeño mundo- que respalden mis fotografías  Sí, son diferentes lenguajes, lo que dicen las fotografías no pueden decirlo las palabras, y lo que dicen las palabras no pueden decirlo las fotografías. El pensamiento verbal nos es conocido desde la infancia, pero no así el visual, y es algo a conformar en algún momento si queremos evitar la conocida frustración que puede producir la fotografía.

En mi opinión, ambos lenguajes bien ensamblados -no es fácil- son un privilegio tanto para quien escribe con palabras como para quien escribe con fotografías. Unidos son extraordinariamente efectivos en cuanto a expresión, en cuanto al «decir». Es como que 1+1 = 3. Lo entendieron muy bien Walker Evans y James Agee, y por supuesto otros muchos.

La fotografía de la que creo que hablamos poco tiene que ver con lo que se produce en las redes sociales y en los móviles, lo cual es tan solo un fenómeno sociológico -sin duda importante y analizable- que pertenece a otros ámbitos;  ni empobrece  ni beneficia a la  fotografía de la que hablamos, la cual habita y de hecho se protege en otros contextos. Es como preguntarnos si los  vídeos que nos hacemos con los móviles en vacaciones banalizan el cine que hace Abbas Kiarostami o Béla Tarr (son tan solo dos ejemplos). De hecho la fotografía que a mi personalmente me interesa no es nada popular, hay que buscarla.

En mis retratos tan solo me interesa obtener  «esa fotografía», y la persona que me ha posado, ha tenido la amabilidad de dejarme que utilice su apariencia para obtener mi fotografía, y lo agradezco mucho. Cuando estoy detrás de una cámara tan solo quiero obtener la mejor fotografía de la que sea capaz. En realidad no quiero nada, no busco nada, no tengo nada que decir ni a nadie a quien convencer, tan solo quiero obtener fotografías  que me gusten, y si esas imágenes le agradan a alguien, me siento muy satisfecho.

No hay mucho más que eso, simplemente utilizo el mundo para hacer mis fotografías. El proceso previo tiene que ver, en mi caso, tan solo con la construcción de la imagen, en lo que pienso es en cómo  resolver la imagen, mi cabeza se hace muy racional en esos  momentos, quiero una imagen bien construida, es un «escanear» lo que ves hasta que te duele el ojo.

Me alegro que te refieras a mi fotografía como «estilo fotográfico», porque no me parece fácil obtenerlo, es haber dado con la «forma». Pienso que quien tenga una idea a lo largo de su vida ya es un privilegiado. Dicen que Picasso tuvo dos, -quizá también The Beatles- pero no estoy seguro de ello, lo percibo más como una idea que evoluciona. Por supuesto se va quitando y poniendo, pero en definitiva, uno es el mismo tipo que cuando tenía  veinte años -es una buena edad para ir avisando de lo que se avecina-, quizá más asentado, con más experiencia pero sin cambios significativos. 

El momento de inflexión es cuando te das cuenta de que quizás ya tienes un criterio y que tu camino se va aclarando. Es como los idiomas, hay un momento en el que sientes «quizás ya sé inglés», porque entras en una tienda y preguntas lo que querías preguntar. Sin duda, hay quienes tienen más facilidad para los idiomas; se hace lo que se puede..

El criterio es un proceso que lleva un tiempo, es el que te permite entender lo que estás haciendo con ciertas garantías. Cuando sientes que se van clarificando las cosas, que «entiendes» de qué va ser fotógrafo, comienza realmente el placer de la fotografía.

El mercado del arte -muchas galerías- ha confundido a muchos, obligándoles a tener una gran idea cada año, con resultados en ocasiones muy tristes. Eso no les ocurrió ni a Velázquez ni a Mozart que por fortuna siempre fueron Velázquez y Mozart con pequeñas variaciones. 

Trabajo, tanto cuando estoy en la calle -quizás viajando-, como cuando estoy en el estudio, con esas «palabras previas» que he mencionado anteriormente. Hay dos que siempre están presentes;  por una parte mi formato compositivo -tanto en cuanto al «espacio fotográfico» como al lenguaje corporal-, se apoya en los principios de la visión de la pintura renacentista, siempre por supuesto con la asunción de la libertad que generó en cuanto a «forma» la instantánea familiar con la cámara Brownie y posteriormente la Leica, que digamos la hizo más consciente; en todo caso mi formato es ciertamente clásico.

La otra variable de mi fotografía es que quiero que sea conceptualmente potente, o al menos eso busco. Me interesan las fotografías con una fuerte carga conceptual, siempre que previamente hayan sido  resueltas como imágenes, lo que considero irrenunciable. Soy un incondicional de los grandes retratos del S.XIX -los no «artísticos»- y de las instantáneas domésticas de principios del S.XX. Con esas referencias puedo andar mucho tiempo.

Por supuesto, todo lo comentado tan solo se refiere a mi manera de entender la fotografía; hay otras, cada fotógrafo tiene la suya.

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Braulio
3 años

Hola Alois :)

Enhorabuena por esta estupenda entrada, por traernos la visión de tan grandes fotógrafos, de los cuales podemos, y de alguna forma debemos, aprender mucho. Que en el 2021 sigas aportando esa visión tuya por la buena fotografía, la que nos hace reflexionar sobre el mundo y sobre nosotros mismos, como lo hacen aquí tus invitados, tus amigos :)

Muchas gracias a todos los fotógrafos por su participación y dejarnos píldoras de su conocimiento y experiencia ¡Mil gracias!

Un abrazo,
Braulio

Juan martinez
3 años

Hola, más que cierre parece una apertura, un reto a la comprensión para los que hacemos imágenes con una cámara. y este post le da muscho sentido a los contenidos generales que publicas; las fotografías de cada participante exigen ese tiempo de contemplación que la mirada ligera del consumo de «contenidos». la explicación de cada autor exige una nueva mirada que confronte el mensaje. Todo un ejercicio de contemplación del arte de fotografiar.

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[…] 2020: fotografía, amigos y maestros […]

Jaime
3 años

Siempre me resultan interesantes tus columnas, pues invitan a una conversación que incluso puede ser mas allá de la técnica y composición fotográfica.

Torres Photo Studio

Sin duda alguna un artículo estupendo que nos llena de mucha reflexión y conocimiento acerca del trabajo de otros maestros de la fotografía. Hay mucho que aprender de cada uno de ellos, me ha gustado el artículo. Más allá de la técnica, composición, contexto o iluminación que podemos percibir de cada uno, nos invita a una reflexión y conocer más de este mundo bajo la perspectiva de cada fotógrafo. Me suscribo.

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